Es de público conocimiento que la movilización en el mundo se esparció desde España hacia Europa, distintos países de África, Asia y América Latina. Preparado hacía meses, el sábado 15 de octubre tuvo lugar ¡La gran manifestación y expresión del Espíritu Santo en los jóvenes movilizados de todo el mundo!
¡Los pueblos están cansados que los agarren-nos agarren para la joda! Es el corazón a la luz de los que no tienen el cerebro marchito ni el corazón intimidado; son los que no creen más las mentiras ridículas de los ladrones de turno disfrazados de hombres inteligentes, serios y de trajes complicados, ja.
Y ante esta efusión de Amor del Espíritu como dijimos, ¿cuál es la reacción de los enemigos de los pueblos?: El odio, tratando como siempre de sembrar el caos, la violencia, la tragedia, el pesimismo; queriéndonos hacer creer con engaños visuales que no se puede hacer una revolución en Paz.
Ejemplo de esto son los disturbios que ocasionaron encapuchados pagados en Roma. Pero los mismos manifestantes fueron los encargados de mantener el orden y la paz, poniendo luz a los cizañeros.
Los jóvenes se movilizaron bajo lemas como ‹el pueblo unido funciona sin partidos›, o ‹bipartidismo es dictadura›, y es que la sabiduría popular, el sentido común en estos tiempos de gran combate interior y exterior, es la única salida. Contra el pueblo unido nadie puede, por eso el miedo del enemigo: ‹si no hay pan para el pobre, no habrá paz para el rico›, ‹nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo›, ‹no nos mires, únete› decían los muchachos y muchachas, ¡¿acaso no es lo que todos sentimos y vivimos?!
Tal como venimos anunciando desde abril, la caída de la falsa democracia es un hecho, ya se consumó, sólo queda la inercia visual de lo que nunca fue, y en medio de todo ese derrumbe vamos reconociendo el fracaso y la impotencia del hombre en todos los aspectos de la vida, desde la familia hasta cualquier tipo de institución, bah, cualquier forma orgánica que incluya a dos o más.
Por eso junto a ellos decimos: ‹Hoy es sólo un inicio. Queremos avanzar hacia un movimiento global›, porque hay ‹una sola solución, la Revolución del Amor.› Y esta solución es primero interior, se trata de desapegarnos de cualquier seguridad falsa en la que nos veníamos apoyando.
Claro, fijémonos qué sucede con esta crisis política, económica y social que azota a los países europeos y del mundo: los países en los que más se han manifestado y vienen haciéndolo sin descanso, caso Grecia. A la gente le han quitado las “seguridades” materiales, y de pronto se ven vacíos, sus vidas pierden el sentido; pero acaso, ¿esto es algo malo? ¡No, al contrario!
Sólo así nos podemos dar cuenta de que juntos, uniéndonos es como vamos a poder salir adelante. ¡Estábamos muertos, y gracias a este soplo del Espíritu, hemos despertado! Y ahora, ¡vamos por más!
Se viene el fin de los falsos apegos que nos desunen, llegó la hora de que cada uno muera a sus malas costumbres para poder elevarse y ver más allá de su propio ombligo, y así saber que sin la común unión con el otro, nada se puede ser ni hacer.
Hermanos, asistimos a la Gran Manifestación de todos los tiempos, ¡Deleitémonos con Su llegada! Ya está a la puerta del corazón de cada uno, golpeando para salir y darse a los demás, no le neguemos la razón de ser al espíritu que Dios nos dio para amar más y más.
Hay una consonancia-unidad en los pedidos, intuiciones de los pueblos que sólo lo ha podido y puede dar-hacer el Espíritu Santo, más allá de las explicaciones que quieran dar, si no unimos lo espiritual a lo material nuestra mirada será recortada y nos perderemos la parte más importante y decisiva, el plano espiritual, y por lo tanto al Conductor y Señor de la Historia el Rey Cristo Jesús. Sin Él no podríamos entender lo que está pasando.
El Plan es tan sencillo como lo expresan las pancartas, los afiches, los carteles, las fotos, las mismas caras. El mismo que nos reunió y organizó, nos dictó las frases, los motivos, las consignas, el día preciso y el lugar justo donde asestar el golpe, el mismo Buen Espíritu nos va llevando a organizar las nuevas formas de poder popular y del gobierno.
El pueblo al poder, para hacernos cargo de todo y de todos, para que entre nosotros no haya ningún necesitado, y así obligar como el amor obliga, a que los dirigentes hagan lo que el pueblo quiere, sino, ¡nada! Por que con reelección o no, esto no cambiará de raíz hasta que nos hagamos cargo de la Argentina nosotros-el pueblo.
Si está la decisión, cada uno de los que participemos iremos encontrando y ocupando nuestro lugar natural, para el cual Dios nos dotó con gracias y dones, y así podremos desarrollarlos y desplegarlos en esta tierra, para el mundo. ¡Siempre unidos tirando para el mismo lado y con los mismos objetivos y metas!
¡Preparémonos! Porque las movilizaciones desembocarán en la Argentina y desde aquí exportaremos la Paz y la Solución Económica para el mundo entero.
¡Un gran abrazo!
Esther con Tobías en Pablo, en la Trinidad de Conducción del Colegio Apostólico del Rey Cristo Jesús Joaquín