Introducción al capítulo –
Temas principales
·
Conceptos
fundamentales
Primera parte
Arribamos
a este momento de la Revelación del Libro de la Esperanza después de contemplar
en los tres primeros capítulos, el estado actual de las siete iglesias que
figuran el estado de toda la humanidad en su camino de regreso a la Patria
Primordial. Pudimos ver y apreciar la esencia del ser espiritual de cada una,
su campo físico de influencia, sus aciertos y errores-desvíos y deformaciones,
más los Dones que el Creador les entrega y dará para su regreso al camino
correcto: para su muerte y para su Resurrección.
En
los capítulos IV al VIII, podremos ver y apreciar las realidades eternas del espíritu y su traslación paulatina o reflejo
en este Cielo perdido: la tierra; desprendida y distanciada, que en la
medida de su autosugestión de ser “independiente”, está separada del Todo Ser,
o sea está muerta.
Este momento es muy
importante, porque en este capítulo quiso el Señor mostrarnos una instancia
peligrosa, por decisiva y por lo que está en juego para todos Sus hijos; ¡cuando
la vida pende de un hilo!
¡Ahora, ya!, es el momento de emplear todas las
armas del Amor ya vistas-usadas en los capítulos-momentos y situaciones anteriores,
así como las armas que consideramos hasta ahora, exageradas y no tan necesarias
como el Amor a los enemigos y Amarnos los unos a los otros como
Jesucristo nos Ama.
Queremos
mostrarles que el Amor no es una idea o un discernimiento acerca de Dios, o sólo
sentimientos y emociones más o menos fuertes, es decir los síntomas corporales
de su existencia. El Amor es fuerza y realizaciones, un arma y una herramienta
de nuestra Redención.
Decíamos
la Enseñanza
práctica de Dios: ¡Su Política!, es una política nueva, porque no es de este mundo,
pero es para este mundo. Es la
Concretitud del Poder del Amor-Dios en su máxima expresión.
Es
más veremos, comprobaremos que la
Política del Reino de los Cielos es la Única Política, todo lo demás,
que el mundo llama “política”, es la
No-política.
La
Política en verdad es la usanza de las gentes, es descubrirse en el corazón del otro y saberse uno con el otro. Ciertamente,
nada atrae más que esto: que el otro
vea-sienta que lo que le pasa a él, le pasa a uno, o lo que quiere él, lo
quiere uno también. Su fruto no puede ser otro que la Comunidad.
Esto
ocurre sólo si nos mostramos y somos como en verdad somos. Si la Política no
une los corazones para qué ‹tiremos para un mismo lado›, no sirve. Si no genera común-unidad, es estéril e
inútil.
Muchos,
millones creen conocer a Dios, tienen una idea de Dios, pero en realidad no
conocen Su Verdadero Rostro. Sin vivir, sentir
y experimentar Su Conducción, no podemos conocer a Dios personalmente.
La
Conducción es guía, dirección, administración, reinado, gobierno o mando; y no
hay agrupamiento humano que exista y conviva en la tierra sin una política que
use alguna forma de conducción; correcta o incorrecta.
En
verdad la historia es el relato de cómo el Señor vino llevando a todos Sus
hijos pródigos, guiándolos y conduciéndolos a partir del ejercicio de la plena
libertad de los mismos, hacia el Paraíso Celestial en la tierra nuevamente por un camino santo: el de la conducción de los
pueblos.
En
esta agonía universal alimenta nuestra Esperanza el Resplandor la Verdad que surge de la Revelación de este Libro de la
Esperanza, contemplando a su vez, la cruda realidad en la que estamos zambullidos.
Todo
el Libro, y en especial, este capítulo no se podrán comprender y aprovechar en
los hechos inmediatos y por venir, sin aceptar, al menos como hipótesis, hasta
entender y hacer propia la Política del Reino de los Cielos; su esencia que
pasamos a describir sintéticamente.
La única Política posible, realizable es Amar comprendiendo y abarcando al
desamor, al odio-rechazo y a la persecución, respondiéndoles siempre con más
y más Amor, mucho más, como nunca lo hemos vivido hasta hoy, para llegar a
la mutilación total y final de toda carne y sangre caída, y su consecutiva
Resurrección. Esto es el Golpe Final del Amor.
La
única Fuerza que actúa en el mundo es la del Amor, las demás “fuerzas”:
invisibles o visibles-materiales, son
sólo Reacción contraria a dicha Fuerza, no fuerza en sí misma.
Pero,
que se entienda… Nuestra Política es una
Torsión, es Amor-Torsión tanto más efectivo cuanto más Fuerza aplicamos
sobre este mundo muerto y los pueblos, y más larga es la palanca que
utilizamos. El largo, la amplitud de dicha “palanca”, es la cantidad de
pecadores y todas sus miserias que se abraza-abarca con esta Política. La No-Política de Satanás en cambio: los
moralismos asesinos del Mesías, le ponen límites a la Fuerza del Amor y
reducen la “palanca” solamente a los que ellos eligen; estos son los oligarcas.
Por
lo tanto, Nuestra Política es inevitablemente _para la carne y sangre caída de
esta humanidad como está_ una “anti-política”, en la medida que no pueden
percibirla como vanidad de vanidades que
juegan con espíritu de contradicción en el juego mortal donde unos “ganan” y
otros “pierden”; y sólo gana el más fuerte.
Sin
embargo, ante la perspectiva cierta de la extinción masiva, y la rápida
desaparición de la especie humana, por ejemplo, en una tercera guerra mundial,
¡no hay ni queda otra que lo que proponemos si queremos vivir!
Es decisivo perseverar en el
Amor a los enemigos, y arrollar toda carne y sangre caída en estos tiempos
de odio, de traición y de conjuras, tiempos en los que estamos sumidos y
hundidos en hechos propios de Judas, de carnes en tensión, fuera de quicio,
sobre exigidas, y de sangres exasperadas, encolerizadas, nerviosas.
Es la Única Política para no perder la Esperanza en
el otro ni en nosotros mismos, porque si perdemos una, perdemos la otra. Si abandonamos
la Esperanza, estamos abandonando el Corazón del Padre.
Es
probable la victoria del hombre con Fe, en la medida que posea la certeza, la
más de las veces oscura, que ante el peor de los crímenes y los horribles comportamientos
o terribles conductas erradas de los hombres: ¡Hay Justicia con Redención, Misericordia y Resurrección!
Pero
ha llegado el pesimismo existencial humano al paroxismo, a una especie de
síncope global fruto del miedo y el pánico paralizante _sólo estos signos ahora
evidentes marcarían la inminencia del final_ y por este sinsentido irracional, vaciados
de ideas, prefiriendo y hasta deseando la muerte, dicen que no tienen más
remedio que rechazar Nuestra Política considerándola impracticable, aún sin
conocerla ni pensarla; y otros hasta llegan… con una mueca sarcástica y mirada
de idiota furioso, a calificarla de ridícula y cosa de locos.
Pese
a esto, sepan todos nuestros hermanos, que viven en el mundo muerto donde
Nuestro Padre y Creador está ausente en apariencia, que tienen-tenemos una
Única Salida: ¡El Temor de Dios que lleva a la Sabiduría!
Insistimos
con lo escrito por Joaquín según san
Juan Pablo II _sí, ¡el mismo espíritu del Mesías Esperado!_ confirmando que
para liberar al hombre contemporáneo del
miedo de sí mismo, del mundo, de los otros hombres, de los poderes terrenos, de
los sistemas opresivos, para liberarlo de todo síntoma de miedo servil ante esa
fuerza predominante que el creyente llama Dios, es necesario desearle de todo
corazón al hombre, que lleve y cultive en su propio corazón el verdadero Temor
de Dios, que es el principio de la Sabiduría.
El
objetivo general y permanente de esta Nueva Política es concretamente, nada más
ni nada menos que, revertir el pecado
original-originante; algo decisivo, vital.
Esta es la Revolución Mundial más grande de todos
los tiempos: ¡la revolución del sexo femenino! ¡Que involucra a
más de la mitad de la humanidad y del pueblo-los pueblos!
Es la
Revolución en Paz, una revolución
que reúne lo disperso para que no se pierda... la Mujer en quien, a pesar de su
devastación, reside la Sabiduría, ¡y el Reino de Dios es el mundo de la
Sabiduría Divina!
Ésta Es la Persona de la Virgen María, ¡Gobernando
el mundo en y a través de las mujeres!
Es la
Mujer María, la Reina de todo lo Creado Presente en todas las mujeres, que se coloca por encima de todas las
contradicciones y controversias, para Amar más y más dando-recibiendo Vida.
Afirmadas en su ser femenino, las
hijas, esposas y madres… ¡Brillan,
refulgen a pleno como las estrellas en el firmamento oscuro de este tiempo
final! Recordemos que las estrellas son más visibles en un cielo oscuro
pero también limpio de las impurezas interiores
que ocultan la Verdad.
Nos
adentramos así en un misterio clave que muchos dolores de cabeza ha traído y
trae en la historia sagrada y profana, en las culturas y en los sistemas
político-sociales que la humanidad fue construyendo.
Nos
referimos a la segunda contradicción en importancia en los vínculos, relaciones
y entramados sociales: la contradicción
varón-mujer; porque la primera es la contradicción entre la creatura y su
Creador.
La
mayoría de los hombres: varones y mujeres _también nosotros un misterio
insondable en sí mismo_ aún menos
conocemos a la mujer, cómo es la mujer. No sabemos lo que es, ni ellas
saben bien lo que son.
A
esta altura _cuando lo que se ve o visual es tan contrastante con la verdad
de lo que ES_ necesitamos echar un vistazo por medio de la mente guiada por
el corazón, a las realidades espirituales, inmensamente más grandes, amplias y
determinantes.