jueves, 11 de agosto de 2011

¡MUCHACHAS ARGENTINAS!

 San Nicolás de María - La Santa y Nueva Argentina - Sede de Gobierno Papal, 10 de agosto de 2011


A cada morocha argentina:
Cuando han pasado ya algunos años de mi vida he podido ver y apreciar las clases de hombres que me encontré y me sigo encontrando a lo largo de ella.
Creo que más allá de las variantes y de esa palabra “clases”, que mucho no me gusta, hay para mi dos clases de hombres, los que se juegan la vida por una causa y los que no…
Eso hace que cada ser que se encuentra con esa persona lo ame o lo odie.
Lo ame porque responde a todas sus preguntas, porque encuentra sentido a la vida, porque en definitiva encuentra algo por lo cual luchar, vivir y morir.
Lo odie porque en la mediocridad no puede-quiere seguirlo, porque le recuerda lo vana y miserable que es su vida, pero sobre todo porque no se cree capaz de dar la vida por un amigo.
Yo conozco a un hombre que se jugó y se juega por una causa, y ese hombre es mi padre. Soy su hija mayor de cuatro hijos, es Pedro, el Papa de Jesús aquí en la tierra. Quienes así lo quieran ver y apreciar está al alcance de quien quiera saber la Verdad, ejercer la Justicia, amando más y más.
Por eso él tiene todas las respuestas, aunque pareciera que nadie se hace las preguntas adecuadas. En un Plan de Conducción y gobierno que surge de su corazón unido a Jesús y María, y del de Sus profetas: los Apóstoles de los últimos tiempos. Jesús esta aquí en Pedro Segundo Gabriel y María Liliana, su esposa en la espera de la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo en Joaquín.
María Liliana por Amor aceptó ser la madre carnal de Joaquín: la Señal de Jonás _ y en quien se cumplen todas las profecías_ a los cincuenta años de edad, exponiéndose públicamente al martirio del ridículo. ¿Conocés o hay otra muchacha en el mundo capaz de eso, sosteniéndose sin ningún apoyo en lo visual? De esta forma, justamente ella honra la vida, honrándonos a todas las mujeres, y por eso es nuestra Reina. Después de una espera de casi tres años, ahora lo dice en el programa PROFECÍAS DEL FIN DEL MUNDO que transmitirá la NatGeo TV en este mes de agosto.
Nosotras, jóvenes mujeres María también nos hemos jugado por Amor al dar a luz a nuestros hijos con esta Fe, criando y cuidando a estos hijos del Padre, sus Querubines que son parte de la Generación Divino humana y de Joaquín, asumiendo así la más noble de las tareas que es el ser madre y madres de estos soldaditos de la tercera creación.
A esta locura de Amor y Pasión que es tu querer, que le da sentido a tu existencia es a la que te estoy invitando. ¡Vayamos juntas!, a aceptar lo imposible, a predicar la Verdad para la Argentina y para todo el mundo.
Puedo comprender tu miedo al ridículo, a lo absurdo porque yo también lo he vivido y vivo junto a mis compañeras y hermanas todos los días, berrinches, caídas y rechazos incluidos; pero también sentimos y experimentamos la gloria de la Gracia de Dios que se derrama y se ha fijado en esta nada, tierra polvo que somos. Entiendo que te preguntarás, si para realizar lo que deseas con todo tu ser, ¿tengo que pagar algún costo? Y me atrevo a decirte, ¿acaso este mundo muerto, ésta irracionalidad como vos pensás, no te ha llevado y te lleva por la entrega a tu misión a enfrentarte al martirio del ridículo de los santos-pecadores de este tiempo, al que se refiere Benedicto XVI? ¡Sí!, trataron y siguen buscando destruirnos como persona, y en especial, devastarnos como mujer, ¿a cambio de qué?
Vayamos juntas, te decía, porque con Dios en nosotras, tu entrega y sacrificio de toda la vida, la de cada día, te dará la gloria eterna de presentar a Nuestra Señora de la Justicia, la Verdad y el Amor _la Santa Virgen María que se nos presentó en ésta advocación_ y Su Solución Económica para el mundo y a imponer con el genio femenino la voluntad de Nuestro Dios Padre. Porque María en nosotras Gobierna el mundo; así como somos, así como estamos.
¡Arriba, que la Gloria de María nos eleva! ¡Arriba, que Dios nos pone primero a las mujeres para que guiadas por Mamá marquemos el tempo de esta Sinfonía llamada ‹Muerte y Resurrección›!
Y aquí estamos, al pie de la Cruz de esta humanidad agonizante para sostenerla, aún muerta, para ungirla con los óleos de la Justicia, la Verdad y el Amor y esperar juntos la Resurrección, ¡porque morimos junto con Cristo cuando entregó Su Espíritu al Padre! Cristo hoy, en Pedro y los Apóstoles. Así es.
Esa es la unidad nacional en las mujeres en torno a la Cruz como hace dos mil años, abarcadas en un Amor más grande, que asista a los pueblos que hoy viven crucificados.
A pesar de mi Fe y de ser hija de Pedro Segundo, a mí también me ha costado horrores, y aún me cuesta creer en todo esto que es él y su misión, pero ya es sabido que nadie es profeta en su tierra ni en su familia. Es algo por lo que pasó el mismo Jesús de Nazaret cuando se preguntaban ¿pero acaso este no es el hijo del carpintero?; y ahora lo mismo pasa en mi papá y sus compañeros, uno de ellos, mi amado esposo. O sea, la negación de la Presencia física y visible del Salvador Jesús.
De hombres de este tipo de forjadura necesitamos hoy las muchachas, alguien que sepa jugarse la vida por sus ideas, con amor y pasión; y a su vez se necesita de esta clase de mujeres como vos para seguir, amar y sufrir este tipo de hombres que dejan todo por amor. Asumiendo el Poder del Amor, venciendo así la contradicción en una unión elevada a esferas más sublimes y profundas.
Es muy importante que sepas que tu unidad con esa clase de hombre y así siendo su otra mitad; su ayuda vital, que lo hace así como lo querés y necesitás, podemos resucitar juntos como pareja más hermosa aún que antes, en el proceso de muerte y resurrección de nuestro pueblo.
Las mujeres solas no podemos porque nos hacen falta hombres de semejante cuño, para que nos guíen y acompañen en nuestra tarea y misión. En la unidad de Pedro Segundo y sus compañeros Apóstoles, en ese Cuerpo sagrado, se resume toda la virilidad del hombre varón que necesitas y necesitamos en estos tiempos que corren. Porque ahora, unidas a ellos las esposas reinas mujeres María, conformamos las columnas sobre las que desciende y se apoya la Ciudad de Dios. Esto es la resurrección de la mujer, de la femineidad que descendió a los infiernos en toda la historia, ¡la más grande revolución que se pueda imaginar!
Pero cada mujer sabe lo que nuestro pueblo necesita, como cada madre sabe las necesidades de sus hijos, lo que quiere y espera junto a todos los pueblos de la tierra. Digámosle a nuestros hombres como lo hizo María, presentemos las necesidades del pueblo y digámosle al mundo hagan todo lo que Él les diga Lo que busca y espera el pueblo argentino es El Conductor, un padre, alguien que se juegue entero por una Justicia Social más amplia y perfecta.
Muchachas voy a ser más clara, ¡no repitamos por exceso de Amor el gran error de mi homónima Eva en el Paraíso original! ¿En qué consistió ese error que seguimos cometiendo las mujeres hasta ahora? En pretender, con el supuesto conocimiento del bien y el mal, salvar o rescatar solas, separadas del varón, a Luzbel, al varón y a toda la Creación. Pasa que estamos tentadas por la evidente fragilidad de los varones.
Todos sabemos los tiempos que estamos viviendo, ya nadie lo puede negar, que vivimos en un mundo que se derrumba, en un mundo muerto, pero hay una esperanza, una salida y es bien concreta, como te y nos gusta a las mujeres, y esa salida sólo la tenemos nosotras con la conducción de Pedro Segundo. Por esto y por muchas cosas más es que es de extrema necesidad, muchacha que te unas a nosotras para poner en marcha juntos el Plan Nacional Único de Poder Popular.
No sé que más tenga que pasar para que te decidas por esta unión, como decía otra gran morocha argentina Tita, ¡muchacha hacete de esta unión nacional! y de una buena vez te decidas a unirte a las mujeres María con Liliana, y así terminemos de decidirnos muchas más, millones que seremos nuestra amada Evita.
Espero, y con esta esperanza estamos todos en tus manos, que tu espíritu encierra el corazón Inmaculado de María; así vos sepas dejarte guiar por ese espíritu de entrega más aún que antes.
Espero que se imponga en vos el verdadero querer de tu corazón: esta unión vivificante y, le pido a Dios que así sea.

 
Martha Eva, esposa de Judas Tadeo en el Colegio Apostólico

Juana Idoriel, esposa de Mateo Uriel