miércoles, 26 de septiembre de 2012

Revelación del Apocalipsis: El Libro de la Esperanza - Capítulo IX -


Introducción al capítulo – Temas principales

·         Conceptos fundamentales
Primera parte

Arribamos a este momento de la Revelación del Libro de la Esperanza después de contemplar en los tres primeros capítulos, el estado actual de las siete iglesias que figuran el estado de toda la humanidad en su camino de regreso a la Patria Primordial. Pudimos ver y apreciar la esencia del ser espiritual de cada una, su campo físico de influencia, sus aciertos y errores-desvíos y deformaciones, más los Dones que el Creador les entrega y dará para su regreso al camino correcto: para su muerte y para su Resurrección.
En los capítulos IV al VIII, podremos ver y apreciar las realidades eternas del espíritu y su traslación paulatina o reflejo en este Cielo perdido: la tierra; desprendida y distanciada, que en la medida de su autosugestión de ser “independiente”, está separada del Todo Ser, o sea está muerta.
Este momento es muy importante, porque en este capítulo quiso el Señor mostrarnos una instancia peligrosa, por decisiva y por lo que está en juego para todos Sus hijos; ¡cuando la vida pende de un hilo!
¡Ahora, ya!, es el momento de emplear todas las armas del Amor ya vistas-usadas en los capítulos-momentos y situaciones anteriores, así como las armas que consideramos hasta ahora, exageradas y no tan necesarias como el Amor a los enemigos y Amarnos los unos a los otros como Jesucristo nos Ama.
Queremos mostrarles que el Amor no es una idea o un discernimiento acerca de Dios, o sólo sentimientos y emociones más o menos fuertes, es decir los síntomas corporales de su existencia. El Amor es fuerza y realizaciones, un arma y una herramienta de nuestra Redención.
Decíamos la Enseñanza práctica de Dios: ¡Su Política!, es una política nueva, porque no es de este mundo, pero es para este mundo. Es la Concretitud del Poder del Amor-Dios en su máxima expresión.
Es más veremos, comprobaremos que la Política del Reino de los Cielos es la Única Política, todo lo demás, que el mundo llama “política”, es la No-política.
La Política en verdad es la usanza de las gentes, es descubrirse en el corazón del otro y saberse uno con el otro. Ciertamente, nada atrae más que esto: que el otro vea-sienta que lo que le pasa a él, le pasa a uno, o lo que quiere él, lo quiere uno también. Su fruto no puede ser otro que la Comunidad.
Esto ocurre sólo si nos mostramos y somos como en verdad somos. Si la Política no une los corazones para qué ‹tiremos para un mismo lado›, no sirve. Si no genera común-unidad, es estéril e inútil.
Muchos, millones creen conocer a Dios, tienen una idea de Dios, pero en realidad no conocen Su Verdadero Rostro. Sin vivir, sentir y experimentar Su Conducción, no podemos conocer a Dios personalmente.
La Conducción es guía, dirección, administración, reinado, gobierno o mando; y no hay agrupamiento humano que exista y conviva en la tierra sin una política que use alguna forma de conducción; correcta o incorrecta.
En verdad la historia es el relato de cómo el Señor vino llevando a todos Sus hijos pródigos, guiándolos y conduciéndolos a partir del ejercicio de la plena libertad de los mismos, hacia el Paraíso Celestial en la tierra nuevamente por un camino santo: el de la conducción de los pueblos.
En esta agonía universal alimenta nuestra Esperanza el Resplandor la Verdad que surge de la Revelación de este Libro de la Esperanza, contemplando a su vez, la cruda realidad en la que estamos zambullidos.
Todo el Libro, y en especial, este capítulo no se podrán comprender y aprovechar en los hechos inmediatos y por venir, sin aceptar, al menos como hipótesis, hasta entender y hacer propia la Política del Reino de los Cielos; su esencia que pasamos a describir sintéticamente.
La única Política posible, realizable es Amar comprendiendo y abarcando al desamor, al odio-rechazo y a la persecución, respondiéndoles siempre con más y más Amor, mucho más, como nunca lo hemos vivido hasta hoy, para llegar a la mutilación total y final de toda carne y sangre caída, y su consecutiva Resurrección. Esto es el Golpe Final del Amor.
La única Fuerza que actúa en el mundo es la del Amor, las demás “fuerzas”: invisibles o visibles-materiales, son sólo Reacción contraria a dicha Fuerza, no fuerza en sí misma.
Pero, que se entienda… Nuestra Política es una Torsión, es Amor-Torsión tanto más efectivo cuanto más Fuerza aplicamos sobre este mundo muerto y los pueblos, y más larga es la palanca que utilizamos. El largo, la amplitud de dicha “palanca”, es la cantidad de pecadores y todas sus miserias que se abraza-abarca con esta Política. La No-Política de Satanás en cambio: los moralismos asesinos del Mesías, le ponen límites a la Fuerza del Amor y reducen la “palanca” solamente a los que ellos eligen; estos son los oligarcas.
Por lo tanto, Nuestra Política es inevitablemente _para la carne y sangre caída de esta humanidad como está_ una “anti-política”, en la medida que no pueden percibirla como vanidad de vanidades que juegan con espíritu de contradicción en el juego mortal donde unos “ganan” y otros “pierden”; y sólo gana el más fuerte.
Sin embargo, ante la perspectiva cierta de la extinción masiva, y la rápida desaparición de la especie humana, por ejemplo, en una tercera guerra mundial, ¡no hay ni queda otra que lo que proponemos si queremos vivir!
Es decisivo perseverar en el Amor a los enemigos, y arrollar toda carne y sangre caída en estos tiempos de odio, de traición y de conjuras, tiempos en los que estamos sumidos y hundidos en hechos propios de Judas, de carnes en tensión, fuera de quicio, sobre exigidas, y de sangres exasperadas, encolerizadas, nerviosas.
Es la Única Política para no perder la Esperanza en el otro ni en nosotros mismos, porque si perdemos una, perdemos la otra. Si abandonamos la Esperanza, estamos abandonando el Corazón del Padre.
Es probable la victoria del hombre con Fe, en la medida que posea la certeza, la más de las veces oscura, que ante el peor de los crímenes y los horribles comportamientos o terribles conductas erradas de los hombres: ¡Hay Justicia con Redención, Misericordia y Resurrección!
Pero ha llegado el pesimismo existencial humano al paroxismo, a una especie de síncope global fruto del miedo y el pánico paralizante _sólo estos signos ahora evidentes marcarían la inminencia del final_ y por este sinsentido irracional, vaciados de ideas, prefiriendo y hasta deseando la muerte, dicen que no tienen más remedio que rechazar Nuestra Política considerándola impracticable, aún sin conocerla ni pensarla; y otros hasta llegan… con una mueca sarcástica y mirada de idiota furioso, a calificarla de ridícula y cosa de locos.
Pese a esto, sepan todos nuestros hermanos, que viven en el mundo muerto donde Nuestro Padre y Creador está ausente en apariencia, que tienen-tenemos una Única Salida: ¡El Temor de Dios que lleva a la Sabiduría!
Insistimos con lo escrito por Joaquín según san Juan Pablo II _sí, ¡el mismo espíritu del Mesías Esperado!_ confirmando que para liberar al hombre contemporáneo del miedo de sí mismo, del mundo, de los otros hombres, de los poderes terrenos, de los sistemas opresivos, para liberarlo de todo síntoma de miedo servil ante esa fuerza predominante que el creyente llama Dios, es necesario desearle de todo corazón al hombre, que lleve y cultive en su propio corazón el verdadero Temor de Dios, que es el principio de la Sabiduría.
El objetivo general y permanente de esta Nueva Política es concretamente, nada más ni nada menos que, revertir el pecado original-originante; algo decisivo, vital.
Esta es la Revolución Mundial más grande de todos los tiempos: ¡la revolución del sexo femenino! ¡Que involucra a más de la mitad de la humanidad y del pueblo-los pueblos!
Es la Revolución en Paz, una revolución que reúne lo disperso para que no se pierda... la Mujer en quien, a pesar de su devastación, reside la Sabiduría, ¡y el Reino de Dios es el mundo de la Sabiduría Divina!
Ésta Es la Persona de la Virgen María, ¡Gobernando el mundo en y a través de las mujeres!
Es la Mujer María, la Reina de todo lo Creado Presente en todas las mujeres, que se coloca por encima de todas las contradicciones y controversias, para Amar más y más dando-recibiendo Vida.
Afirmadas en su ser femenino, las hijas, esposas y madres… ¡Brillan, refulgen a pleno como las estrellas en el firmamento oscuro de este tiempo final! Recordemos que las estrellas son más visibles en un cielo oscuro pero también limpio de las impurezas interiores que ocultan la Verdad.
Nos adentramos así en un misterio clave que muchos dolores de cabeza ha traído y trae en la historia sagrada y profana, en las culturas y en los sistemas político-sociales que la humanidad fue construyendo.
Nos referimos a la segunda contradicción en importancia en los vínculos, relaciones y entramados sociales: la contradicción varón-mujer; porque la primera es la contradicción entre la creatura y su Creador.
La mayoría de los hombres: varones y mujeres _también nosotros un misterio insondable en sí mismo_ aún menos conocemos a la mujer, cómo es la mujer. No sabemos lo que es, ni ellas saben bien lo que son.
A esta altura _cuando lo que se ve o visual es tan contrastante con la verdad de lo que ES_ necesitamos echar un vistazo por medio de la mente guiada por el corazón, a las realidades espirituales, inmensamente más grandes, amplias y determinantes.